Un hombre dedicó años de su vida a la lectura
de libros sobre el mejoramiento personal y sobre filosofía. En una ocasión, le hablaron de un
gran Maestro y fue a conocerlo con el fin de obtener mas instrucciones.
El gurú, le
invitó a sentarse a su lado y el hombre comenzó a contarle al maestro todo lo
que había leído y comprendido de sus lecturas, comentando que opinaba sobre la
vida esto y aquello y así sucesivamente
durante largo tiempo, emitiendo opiniones y juicios de valor.
Después de escucharle, el maestro sugirió que
tomasen una taza de té. El maestro comenzó a servir el té en la taza de este
nuevo discípulo. Llenó la taza totalmente y continuó sirviendo más té, el
cual se iba desparramando por la mesa y por el suelo. En un momento dado,
el discípulo no pudo contenerse y dijo:" Basta!, la taza ya está más que
llena y es imposible que quepa más té!
El maestro se detuvo y dejó de echar té en la
taza y pausadamente dijo: "Al igual que esta taza, tu mente está llena de
ideas preconcebidas y de opiniones. ¿Cómo es posible que aprendas algo a no ser
que vacíes tu taza?"
Muchas personas han leído y escuchado tantas
teorías que cuando se acercan para aprender y profundizar, es imposible que
nada penetre en su mente ya que su "taza" está abarrotada
generalmente de nociones equivocadas.
El que uno se acerque con una taza o mente
vacía, no significa no utilizar la inteligencia y ser un seguidor ciego, sino
mantener una mente abierta y receptiva, manteniendo cualquier enjuiciamiento,
al menos hasta que uno haya experimentado la práctica y enseñanza durante un
tiempo.
Es común tener nuestra mente llena de ideas preconcebidas
que no permiten aceptar las nuevas.
Si practicamos el desapego a nuestras formas de pensar,
podremos aceptar nuevas ideas sin necesidad de luchar con las viejas.