Cuando en nuestra vida no hay amor, vivimos encerrados dentro de un ego ávido de adquisiciones y complacencias.
La
capacidad de amar es consecuencia de un camino de profundidad y aprendizaje del
alma.
El hecho de propiciar el bien de alguien, sin ni siquiera acumular
satisfacciones propias, es un logro evolutivo que todavía tiene más que ver con
el milagro de la Gracia.
Amar deseándole el bien al otro , no manifiesta tan bien el amor que cuando damos sin pedir nada a cambio.
Victor Roude