Existe algo más deseable
que la alegría sin causa, así es
la alegría sin causa es
un estado de la conciencia que brota del ser sin necesidad de lo externo, cada célula
de nuestro cuerpo disfruta de su estado en plenitud sin necesidad que nada ni
nadie aporte circunstancias momentáneas.
Conocer el propósito por
el cual estamos vivos, nos coloca en un estado de alegría que no se compara.
¿Nos preguntamos alguna vez,
cual es el propósito de nuestra vida? Cuando
definimos propósito de vida, no es necesario hablar de inconmensurables, solo
simples planes de vida, como aliviar la vida de otros seres haciendo sus vidas más
livianas y con menos dolor.
Recordemos que no somos
ser humanos en una vida espiritual sino que somos espirituales en una vida humana.
Cuando nuestra vida
humana termina, somos como el río que llega al mar creyendo que siempre fuimos río cuando en realidad siempre fuimos agua.
La alegría compartida es
doble alegría el dolor compartido es medio dolor
Tiedge
Cuando la alegría llega,
decimos soy feliz, y automáticamente deseamos que todos pudieran serlo.
En la otra cara está el dolor,
por lo que sea pero decir “que te ocurre”, “cuéntame”, “te entiendo”, suaviza el
dolor y permite que se disuelva más rápidamente “.
El verdadero crecimiento
nace de adquirir la simpleza de dejar nuestro ego de lado y tener la capacidad de
compartir la alegría y el dolor.
Acaso, hay mayor satisfacción
que regalar nuestra alegría de manera anónima.
Victor Roude