Es usual ver que
perdemos cosas, o personas a lo largo de la vida.
Cuando hablamos de perder nos referimos que salen
de nuestra vida, seguramente en cada oportunidad encontramos un “argumento” que
nos ayuda a entender por qué ocurrió,
pero la verdad es que somos los únicos responsables.
El
denominador común es la falta de atención, cuando no cuidamos lo que queremos, inevitablemente lo perdemos, tal vez escuchar esta frase te resulte
muy obvia, pero la verdad que escucharla o decirla no significa que se
practique.
Entendemos que cuidar a personas, animales, plantas, bienes etc.
es dar atención o
asistencia, estar pendiente de las necesidades y proporcionándole lo necesario
para que esté bien o esté en buen estado, parece muy básico, pero ¿realmente lo
practicamos? O muchas veces actuamos como si las cosas se podrían cuidar por sí
mismas, independientemente de nosotros.
Seguramente
eso también ocurre, las cosas o personas pueden hacerlo, pero la actitud de
cuidar garantiza que el otro sienta el amor que transmitimos a través del
cuidado , y trae una responsabilidad implícita .
La paradoja se
presenta cuando perdemos las cosas o personas que queremos conservar.
Generalmente no se pierde nada que no cuides, y en caso que las circunstancias, la vida o lo que sea te lo
arrebata, sabrás que no fue por no brindarle cuidado, nadie te reprochara tu
falta de atención cuando hiciste todo a tu alcance.
Cuidar nuestros afectos y las cosas materiales solo
da como resultado que las conservamos, aunque muy pocas veces ocurra lo contrario,
sobre todo, si la decisión no depende de nosotros
Querer a alguien o a algo viene de la mano de
cuidarlo, si no lo haces el mensaje al Universo es “no me interesa”, y el Universo actúa quitándolo de tu vida.
Cuida tus afectos y tus bienes y comprobaras que ellos te lo retribuirán, dándote amor y bienestar.
Victor Roude
Victor Roude