domingo, 6 de marzo de 2016

Tres consejos fundamentales para ignorar la opinión de los demás

Tres consejos fundamentales para ignorar la opinión de los demás

Un informe de la prestigiosa revista Psychology Today reveló cómo reforzar la autoestima. De qué se trata el "control atencional" y cómo correrse del centro de la escena
La vergüenza es uno de los mayores enemigos de las aspiraciones personales
La vergüenza es uno de los mayores enemigos de las aspiraciones personalesCrédito: Shutterstock
La vergüenza es uno de los mayores misterios del comportamiento humano. Ese momento en el que uno intenta esconderse o trata de desaparecer ante la mirada de los demás representa incomodidad, miedo, tensión, malestar. Tal sentimiento tiene una relación directa al sufrimiento y al padecimiento, pero también puede ser aprovechado para ocasiones futuras.
En general, el sentimiento de vergüenza provoca que las personas se inhiban y no puedan reflejar su personalidad tal cual es. Nacen las conductas autoprohbitivas y la posibilidad de emprender aventuras o proyectos queda practicamente eliminada: el temor al famoso "qué dirán" se transforma en el freno de las aspiraciones personales.
De tal manera, el psicólogo Raj Raghunathan, especialista de la Universidad de Texas, publicó en la prestigiosa revista "Psychology Today" un informe específico sobre cómo sobreponerse al juicio de los demás sobre una acción propia. Es decir, cómo superar el temor a la opinión del otro.
"El sentirse avergonzado no es una experiencia placentera, pero también puede ser interpretada de manera positiva. Estudios demostraron que, tras un episodio así, la gente tiende a corregir esos errores y gana consideración. Sin embargo, cuando la preocupación es extrema y carcome la culpa, esas personas tienden a inhibirse y perder espontaneidad.
Para el especialista, es tan importante saber correrse del centro de la escena, tener un sentimiento de condescendencia con los demás como aprender a gestionar la atención que generan las acciones propias en el otro.
Hay que ser consciente de cuándo las propias acciones son dañinas o perjudiciales para el otro
Aprender a mirarse desde afuera
Según Raghunathan, la felicidad del ser humano está vinculada íntimamente a la relación con los demás. De hecho, la mayoría de las actividades diarias que uno realiza suceden mediante la interacción con terceros. En general, uno intenta caer siempre bien al otro por temor al rechazo o a quedar fuera de su círculo de intimidad. Este círculo vicioso puede romperse es aprender a mirar las acciones propias desde fuera. "¿Qué pensaría yo si otro hiciera esto?", es la pregunta que uno se debe hacer. Si uno se muestra considerado, cada vez le importará menos lo que otros piensen de sus acciones. Además, si uno logra convencerse de que sus actitudes nacen desde un espírituo bondadoso y sincero, no hay motivo para preocuparse por la opinión de otros.

Reconocer cuándo se le hace daño a los demás

Por más que uno tenga las mejores intenciones, es necesario saber que cuando se hiere a alguien, es un llamado de atención a tener en cuenta. Reconocer ese factor, puede ayudar a sentir más compasión por los demás y, por ende, disminuir la preocupación por la opinión ajena.
El límite es delicado, ya que hay que saber cuáles de los comentarios negativos de otros tienen que ser tenidos en cuenta y cuándo no. Es muy importante ser honesto con uno mismo y detectar con sinceridad si unas palabras o una acción puede llegar a ser realmente dolorosa para el otro.
Si uno logra desarrollar el control atencional, podrá disfrutar mucho más de las relaciones sociales
Desarrollar un control atencional
Es común que cuando uno comprueba que los comentarios negativos de otro ante unas palabras propias son adecuados, llega el derrumbe emocional. Pero eso no significa que uno tenga que sentirse avergonzado o comandado por la timidez eternamente. Para eso existe el control atencional: se trata de aprender a controlar qué opiniones de los demás son dignas de escuchar y ser tenidas en cuenta y cuáles no.
La clave para lograrlo está la llamada "conciencia plena", que consiste en poder dedicar la atención absoluta al presente, momento a momento y libre de todo juicio o valor. Para alcanzar ese estado muchos apelan a la meditación, ya que se precisa de un alto grado de