domingo, 28 de septiembre de 2014

! SUELTA EL CONTROL!

Una de las mayores causas de sufrimiento en la vida es nuestro afán por controlar todo, queremos controlar  lo que los demás piensan de nosotros, nuestra economía, nuestra salud, tener los riesgos controlados, etc.  
Y aunque pensamos que es necesario, en realidad es algo que no sirve para nada, solo para resistirnos, o sea para sufrir.
Es necesario  y muy saludable,  despegarse del afán de querer controlar todo a cambio de   aceptar  las circunstancias como parte del juego de la vida. 
Todas las experiencias en sí mismas son irrelevantes, lo importante es el crecimiento que obtenemos de ellas, lo demás es tan solo una ilusión, un juego, una representación en el gran teatro del mundo.
Nuestra alma no busca el que estemos más seguros o tener todo bajo control, le interesa poner a prueba nuestra capacidad de amar y aprender en todas las variantes posibles.
Y esto implica que sea  necesario el pasar por ciertas situaciones para recibir ciertas enseñanzas.
Últimamente utilizo un anclaje para soltar el control cada vez que me doy cuenta que estoy sumido en este comportamiento.
Me recuerdo una y otra vez que he de SOLTAR, dejar ser, fluir con la vida, evitar proyectar en todo lo que veo, percibir sin juzgar ni interpretar ni etiquetar.
Y tampoco sirve esforzarse cuando esto ocurre, ya que no sería sino otra forma de intentar controlar. Es más bien una oración un recordatorio, que mediante el anclaje pretende hacerse como un acto reflejo que poco a poco llegue a convertirse en un hábito. Y de esta manera ir contrarrestando el hábito tan arraigado de controlarlo todo.
El vivirse en el pasado o en el futuro es también otra forma de este hábito de controlar.  Nuestra mente se esfuerza por revivir el pasado, por intentar volver para cambiar algo que no salió como nos hubiese gustado o por deleitarse con algo que nos hizo sentir bien. Y cuando proyectamos al futuro, lo hacemos muchas veces llevados por nuestros miedos a lo desconocido, a la crisis, a la vejez, a la muerte; o bien por nuestros deseos, por lo que pensamos será nuestro futuro ideal.  
Todas esas cosas que aunque nunca podremos controlar, las perseguimos vanamente.
Y mientras estamos en esas, la vida pasa sin ser realmente vivida, pues es solo en el AHORA donde se encuentra.
El controlar todo es como querer mantener  el aire en las manos, por más que nos esforcemos, solo tenemos la ilusión  de que podemos.

Podemos forjar nuestro destino, pero no pretender que todo sea como nosotros mandamos, aceptar es la palabra mágica  que no es sinónimo de resignarse, pero cuando aceptamos estamos  permitiendo que el Universo, Dios o la fuente que ha creado todo hagan su trabajo.  
Victor Roude